La mirada de los niños

Por: Adriana Guzmán, maestra Jardín Pelusa.

Soy maestra de vocación, una linda profesión que me enseñó que solo a través de las miradas de los niños puedo empezar a descubrir de su mano lo asombroso que es el mundo y la forma como ellos lo perciben. Revisando los recuerdos fotográficos de mi familia, me encuentro con la mirada de mis hijos desde muchos enfoques, pero siempre veo el lente capturando sus hermosas miradas… con ello, entiendo por qué es tan importante para mí, conectarme desde la mirada con los niños.

Cuando descubres tantas cosas maravillosas en tus hijos a través de una mirada, empiezas a darle el valor que se merecen; más si son las miradas de tus hijos, esos que por múltiples situaciones de trabajo o de estudio debes dejar por horas con tus padres, abuelos o cuidadores; esas miradas que al llegar de tu trabajo te reconfortan porque sus ojos y todo su rostro te regala una sonrisa; esas miradas que te reclaman más tiempo o te piden una explicación y que son las mismas que  te permiten descubrir en ellos sus miedos, alegrías, tristezas, asombro… con la mirada te preguntan todos los por qué y, sin pronunciar palabra, también te dan una respuesta.

He entendido que la mirada me abre la puerta para acercarme a ese otro ser, al descubrir de su mano muchas cosas que aun él desconoce. Es el vehículo para acceder a la maravillosa idea de aprender juntos, a descifrar de su mano lo que el mundo tiene por explorar. La mirada es la posibilidad de decirle al otro que lo estás escuchando, que es importante y que estás ahí para ayudarle; es la dignificación de la persona, una forma de validarlo desde su emoción, de respetar lo que piensa o siente,  y de decirle, de alguna manera, que puedo detener mis ocupaciones solo porque me importa.

Para acercarme a ellos lo debo hacer con todo el respeto que se merecen. Una mirada sale primero de mi corazón, de las ganas de conocer a ese niño, de acercarme a él en el momento que lo permita y quiera; nada es forzado, de mirada en mirada logro avanzar a su sonrisa y, sin darme cuenta, un día cualquiera con solo verlo ya puedo intuir que algo le pasa o que me quiere decir algo.

Una mirada tiene un punto de partida, que pueden ser los ojos pero que se va abriendo a todo su rostro, a su sonrisa, las cejas, los gestos y su corporalidad. En algunas etapas del desarrollo contamos con la palabra, pero en otras, solo con su mirada, porque el lenguaje verbal aún no es su herramienta más desarrollada o, como suele suceder en un periodo de adaptación, no existe la suficiente confianza para decirte cosas

En sus miradas, he descubierto a lo largo de estos dos meses cosas increíbles, como la posibilidad de verme desde mi niñez, de entender que dejar la casa después de unas vacaciones no es tan fácil, que después de un fin de semana con sus padres quieren más tiempo de ese.  He entendido sus miedos al quedarse en el Jardín y habituarse nuevamente a las rutinas, así como la alegría de llegar y sentirse con toda la confianza de moverse por él.   En sus miradas encontré muchos por qué y sus lágrimas muchas veces solo me pedían un abrazo, o una respuesta para entender por qué no podían quedarse en casa.

Así fuimos avanzando y el panorama fue cambiando; hoy veo también miradas de alegría, de asombro por descubrir algo nuevo, y de dulzura al acercarse a ese otro compañerito que esta triste para consolarlo.  Hay miradas que expresan un: qué vamos hacer hoy?, ¿quién es esa profe nueva?, ¡me encanta pintar, dame más jugo, o no quiero comer esto!

Es así como terminas el día y das una mirada a lo que hiciste en el trascurso del mismo, valoras aquellos momentos que le quitaste al afán de las rutinas para darle a cada persona su valor, y te quedas con la satisfacción de haber estado ahí para muchos niños y personas. Puedes exclamar entonces ¡aprendí! desde las cosas simples y valiosas que te da el mirar a quien te rodea y lo que te rodea.

Espero que al terminar este articulo estimado lector, te quede la motivación de aprender a ir más despacio por la vida, a escuchar de manera activa, no solo desde la palabra si no desde la comunicación no verbal, y empezar a atender, entender y sentir el verdadero significado de ver a través de tus ojos lo que guardan esas miradas.