Hay momentos de la vida de las mamás en que un abrigo es necesario. Un abrigo para calentar el corazón.
Ese corazón que está frio, porque se siente confundida al no saber muy bien cómo equilibrar todos esos roles y funciones que la sociedad ha ido encomendando.
Un corazón que está frio, porque su pareja señala sus errores, sus faltas, sus cicatrices en el cuerpo, aquellas que han sido ganadas por haber gestado en su vientre.
Un corazón que está frío, porque nunca pensó verse sola asumiendo la maternidad, sin tener quien la escuche, abrace y apoye.
Un corazón que está frío, porque ha perdido un hijo y ahora debe saber cómo se vive con el título de madre, sin tener con quién ejercerlo.
Un corazón que está frío, porque sus hijos la han olvidado, maltratado o abandonado. Porque una vez se fueron y no volvieron a llamarla “mamá”.
Para todas las mamás que han sentido fríos, un abrigo cálido que les brinde esperanza. Que siempre prevalezca la convicción de que solo por el hecho de ser madres, ya una buena dosis de valentía y coraje las acompaña. Que permanezcan siempre algunos brazos abiertos para acoger las tristezas, acompañar los caminos y llenar de calorcito el corazón.
Por: Alejandra Pineda Arango
Directora Jardín Infantil Pelusa